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En Singapur, así como en el resto de países a los que llegó el virus desde China, la inmensa mayoría de contagios estaban conectados de una manera u otra con los hospitales donde los primeros pacientes habían llegado en busca de tratamiento.
Y el uso riguroso de equipo de protección personal, junto al seguimiento y aislamiento de las personas contagiadas y sus contactos, les permitió romper la cadena de contagios.
Para entonces Singapur ya se había convertido en “el país de los termómetros” y en aeropuertos y hospitales de todo el mundo las autoridades también estaban al acecho de los síntomas para conseguir el mismo resultado.
“Estábamos celebrando la caída de casos en Singapur y en Toronto cuando de pronto China reconoció que habían miles de casos en todo el país, incluido Pekín”, recuerda sin embargo Wilder-Smith.
“Ese día temí lo peor, pensé que si ya había transmisión comunitaria ahí, el virus se iba extender por todo el mundo y matar al 10% de la población mundial. Me deprimí muchísimo”, le cuenta a BBC Mundo.
Sin embargo, según la especialista, China entonces hizo “algo realmente increíble: cerraron todas las carreteras, paralizaron completamente numerosas ciudades y lo lograron, eliminaron al virus”.
De animales a humanos
Para Wilder-Smith, la erradicación fue posible porque el SARS-CoV también “saltó de los murciélagos a los humanos vía un amplificador, muy posiblemente un hurón, pero todo indica que pasó únicamente una vez“.
Por qué los murciélagos, considerados la probable fuente del coronavirus, transmiten tantos virus
“Después todos los contagios fueron de persona a persona”, agrega, para explicar por qué la eventual interrupción de esa cadena de contagios humana acabó con el virus, visto por última vez en China en 2004.
La experiencia también llevó a que cuando en abril de 2012 un nuevo coronavirus identificado en Medio Oriente hizo saltar las alarmas, el mundo ya sabía lo que tenía que hacer para contener el MERS-CoV.
Y lo hizo.
Su erradicación completa, sin embargo, es mucho más difícil porque este patógeno todavía puede ser transmitido a las personas por los dromedarios.
“Pero el MERS, aunque mucho más letal, tiene una tasa de reproducción mucho más baja, es mucho menos transmisible”, explica Wilder-Smith, quien destaca que la mayoría de los contagios de persona a persona de este coronavirus se dan en los hospitales.
“El MERS-CoV es un virus zoonótico que ha entrado repetidamente en la población humana vía contacto directo o indirecto con dromedarios en la península Arábiga”, se lee también en la página web de la OMS, que estima la tasa de letalidad global de este patógeno en 34,4%.
“Transmisión de humano a humano limitada y no sostenida, especialmente en espacios de atención médica, continúa produciéndose, especialmente en Arabia Saudita”, agrega el organismo.
“Algunos virus sencillamente son menos transmisibles y el MERS es uno de ellos. No sabemos por qué, pero es una de sus características. Y eso lo hace mucho más sencillo de contener, explica Wilder-Smith
La diferencia
En contraste, de los tres coronavirus, el SARS-CoV-2 (responsable del covid-19) es el que tiene la menor tasa de letalidad y también es, de lejos, el más fácilmente transmisible.
Y esa es la principal diferencia.
“Si me preguntas cuál virus es más terrorífico, sin duda es el SARS-CoV-2. Es el peor virus que hemos visto en los últimos 100 años“, afirma Wilder-Smith.