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Los gritos en busca de ayuda se escuchan por todos lados: desde enfermeros que acuden a las redes sociales de forma desesperada para pedir apoyo, hasta médicos que crean iniciativas de recogida de dinero para comprar mascarillas y otros equipos que no tienen y que son cruciales ante la embestida del COVID-19…
Son escenas que se están produciendo en Estados Unidos, un país que, pese a su riqueza y capacidad, no ha escapado a los problemas de desabastecimiento que se están dando en múltiples partes del globo por la pandemia de coronavirus, que ha puesto al límite los sistemas sanitarios.
Hace una semana, EEUU se convirtió en líder mundial en número de diagnosticados por COVID-19 y los casos no dejan de aumentar: hasta este viernes 3 de abril, se habían superado los 270,000, según datos de la Universidad Johns Hopkins, que reflejan cómo la epidemia se extiende de oeste a este con Nueva York como la zona más vapuleada.
En la considerada primera potencia mundial, hasta la reserva gubernamental de mascarillas, guantes y otros suministros médicos para emergencias está a punto de agotarse, según informó la prensa estadounidense de referencia.
“Da mucho miedo [trabajar sin equipos de protección]”, manifiesta a BBC Mundo el cirujano Frank Candela, jefe de personal del Hospital West Hills de San Fernando Valley, en California.
“Los trabajadores de mi hospital están mostrando una determinación que me hace emocionarme”.