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Las cifras son espeluznantes y las imágenes de la violencia intracarcelaria que estalló el martes en varias prisiones de Ecuador, más todavía. Al menos 79 reos murieron en los enfrentamientos entre miembros de bandas rivales amotinadas en centros penitenciarios en Cuenca, Guayaquil y Latacunga, más que todos los muertos registrados el año pasado en las 48 prisiones del país. « Lo de Turi no me deja trabajar en paz», fue el resumen del sentir hecho por una habitante de Cuenca, en declaraciones recogidas por el diario El Comercio, con pobladores de Cotopaxi, Guayaquil y muchas otras ciudades de Ecuador declarándose igualmente conmocionados.
Aumento del narcotráfico
Según los medios ecuatorianos, cinco bandas criminales están detrás de los sangrientos sucesos del martes. Y cuando los líderes de los grupos antes mencionados «se enteraron que sus jefes iban a ser atacados con armas de fuego, se levantaron de inmediato», explica el diario El Comercio, citando a los investigadores de los enfrentamientos del martes. Como también destaca Insight Crime, en los últimos años Ecuador se ha convertido en la «autopista de la cocaína hacia Estados Unidos y Europa». Según fuentes de antinarcóticos citadas por el portal, como resultado de los cambios de estrategia de los narcotraficantes colombianos, «más de un tercio de la creciente producción de cocaína en Colombia llega actualmente a Ecuador».
Y los periodistas ecuatorianos María Belén Arroyo y Arturo Torres, autores de un libro sobre el tema, estiman que unas 500 toneladas de droga salen cada año desde Ecuador hacia el extranjero.
La austeridad
El aumento del narcotráfico también se ha traducido en un aumento de la población carcelaria de Ecuador, el que no se ha correspondido con una mejoría de las capacidades de supervisión y vigilancia. Una de las consecuencias de la falta de recursos es que, según los cálculos del propio Snai, el déficit en el personal encargado de garantizar la seguridad de las prisiones es del 70%. Según el portal Primicias, en Ecuador un guía penitenciario debe cuidar en promedio a casi 27 reclusos, cuando el estándar internacional recomienda una proporción de uno por cada nueve. Y eso puede ayudar a explicar la relativa impunidad con la que los narcos operan desde las cárceles, así como las abundantes armas a las que pudieron recurrir durante los sucesos del martes.
La falta de personal es también una de las razones de las declaratorias de estado de excepción de 2019 y 2020, pues la medida permitió la movilización de efectivos del ejército para enfrentar la violencia en las prisiones ecuatorianas. «Necesitamos un mayor esfuerzo financiero», reconoció el director del Snai. Según el portal, en junio de 2019 el gobierno aprobó el llamado Proyecto de Transformación del Sistema de Rehabilitación Social, que requería una inversión de US$38,8 millones.
El hacinamiento
Desde entonces a la fecha, el número se ha reducido sustancialmente, con el gobierno agilizando la concesión de beneficios penitenciarios y solicitando a la justicia limitar las prisiones preventivas para minimizar los riesgos de contagio de covid-19 durante la actual pandemia. Y al haber obligado a internar en los mismos centros a miembros de bandas rivales, también contribuyó a los sangrientos enfrentamientos del martes.