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Su pasión por los relojes llegó hasta sus últimas horas. Ahí estaban sus relojes cuando llegó al barrio cerrado su familia, que retiró el contenido. Hublot luego, a partir de que se transformó en una de las marcas que lo acompañaron, al punto de diseñarle una línea exclusiva de relojes. Los mayores receptores de relojes de lujo fueron, precisamente, sus dirigidos.
«Si ganamos, hay relojes para todos», aguijoneaba. En el tránsito de un año del Diez en Culiacán, el delantero Vinicio Angulo fue el principal beneficiado de la compulsión de Maradona por regalar relojes fastuosos. Y le obsequió un costoso reloj marca Hublot. Su obsesión por los relojes incluso llegó a hacer temblar a la FIFA.
Cuenta la leyenda que, horas antes de la entrega del galardón y de su participación estelar, Diego se plantó, teléfono mediante, con su patrocinador. « No voy a ir a FIFA con dos relojes usados», bramó. Si hasta cuando Diego visitó al Papa Francisco le obsequió, precisamente, un reloj de su colección. Tal vez Maradona supiera que viviría varias vidas comprimidas en 60 años.
Por eso, por las dudas, lo mantenía a raya atrapado en sus dos relojes, uno en cada muñeca.