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Sander carga a una mujer anciana delgada, cuyo cuerpo aún está tibio. La sensación le recuerda a abrazar a su abuela, quien murió a principios de año.
Sander, quien está estudiando una especialización en filología inglesa y neurociencia, ahora está segura de querer asistir a la escuela de medicina para entender mejor cómo funciona el cuerpo humano.
28 de abril: Seis cadáveres al mediodía
Los avances llegan de manera intermitente. Algunos días, no hay ni un fallecido durante su turno. Otros días, ya ha recogido hasta seis cadáveres al mediodía.
Un supervisor se queja de un director funerario que se presentó el día anterior con cuatro cuerpos en la parte de atrás de un camión, con la intención de recoger un cadáver del hospital y colocarlo sobre los demás cuerpos. Sus colegas se negaron, alegando que el apilamiento podría causar que los cuerpos empezaran a soltar fluidos, lo cual sería una falta de respeto para las familias de los cuatro pacientes en la parte de abajo.
1.° de mayo: Flores amarillas
Antes de la pandemia, alrededor de 40 a 50 personas fallecían en un mes típico en este hospital. En abril, el número de muertos fue siete veces mayor.
Un familiar de un compañero de trabajo de Sander ha fallecido en el hospital. El equipo despeja un espacio para el cuerpo, le maquillan el rostro y abren la bolsa para que su familia lo vea. Los familiares colocan flores amarillas, un símbolo de esperanza, sobre el cuerpo.
Sander no puede ocultar sus sentimientos. “Fácilmente pudo haber sido alguno de mis padres o mi hermana”, dice.
Cuando habla por teléfono con sus amigos, a Sander le cuesta explicar que un buen día en el trabajo es uno en el que solo dos o tres personas fallecieron.
Sus prioridades antes de la pandemia (obtener buenas calificaciones, destacar en las actividades extracurriculares) se sienten ajenas a su realidad actual. Sus clases, la cuales ahora son en línea y se califican con un simple “aprobado/reprobado”, terminan esta semana.
6 de mayo: Camaradería en la morgue
El humor dentro del hospital empieza a ser más alegre. Sander ve camas vacías en la sala de emergencias.
Con un poco más de tiempo libre, el equipo pone música en la morgue con un viejo iPod. Se enseñan bailes unos a otros.
8 de mayo: Celebración
Un camión de la oficina del médico forense recoge 19 cadáveres para llevarlos al muelle de la calle 39 de Brooklyn, lugar establecido como punto de recogida para los directores funerarios.
Los trabajadores de la morgue celebran el hecho de que estos cuerpos —algunos de los cuales no habían sido reclamados por nadie— tengan ahora un destino, que ya no estén olvidados.
El día anterior, cuando cerraron definitivamente uno de los camiones frigoríficos, alguien puso la canción “Graduation (Friends Forever)” de Vitamin C. Sander bromeó: “Esto probablemente va a ser una celebración mejor que mi verdadera graduación”.
15 de mayo: Último día
Es el último día de Sander en el trabajo. Solo quedan nueve cuerpos en la morgue. El hospital ya solo tiene un camión frigorífico.
Sander se hace la prueba del virus y pasa el fin de semana caminando por el campus de la Universidad de Columbia con sus amigos, todos con cubrebocas. Durante esas caminatas se siente una estudiante de nuevo.
18 de mayo: Rumbo a casa
La perspectiva de una ceremonia de graduación virtual la entristece. “¿No es raro extrañar una experiencia que en realidad nunca has tenido?”, dice.
El hospital la llama para darle buenas noticias. Sus resultados son negativos. Su madre conduce hacia la ciudad para recogerla.
Los resultados llegaron justo a tiempo. Ahora Sander podrá pasar su graduación, programada para el martes, en casa junto a su familia.