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Las protestas por la escasez y dolarización de la gasolina en Venezuela se suceden a diario en distintos puntos del país. Miles de personas se manifiestan contra el nuevo sistema de racionamiento diseñado por la dictadura de Nicolás Maduro, que busca distribuir el escaso combustible obtenido del régimen iraní, y cuyas fallas se presentaron inmediatamente.
En Caracas, policías del régimen apuntaron con armas de fuego a quienes protestaban en la estación de servicio de La Urbina. Allí, un grupo de personas se manifestaba de forma pacífica hasta que llegaron oficiales de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) para dispersarlos. Esta no fue la única protesta que se desarrolló en las últimas horas. Esta semana, también hubo concentraciones en Lara, Barquisimeto, Anzoátegui y Mérida, entre otros puntos de la nación caribeña.
La reapertura de las gasolineras trajo consigo la salida a la calle de los ciudadanos, confinados desde mediados de marzo por la cuarentena por el COVID-19 y por la escasez de combustible, que obligó a los venezolanos a dejar sus vehículos estacionados.
Pero la “nueva normalidad” ha arrastrado viejos vicios relacionados con el suministro de combustible, un aspecto que ha fallado en los últimos años en algunas zonas del país y que este año recrudeció en toda la nación con las mayores reservas probadas de petróleo.
Reglas incumplidas
Desde el primer día de distribución de la gasolina iraní, hubo fallos. Aunque las autoridades habían insistido en que las estaciones de servicio abrirían a las cinco de la mañana (09:00 GMT), decenas de ellas empezaron a atender clientes con un retraso de hasta siete horas, algo que se ha repetido y vuelto más común desde el martes hasta este jueves.
Del listado de gasolineras que tendrían la opción de surtir a precio subsidiado (unos tres dólares el depósito), en el cuarto día, algunas ofrecen solo la tarifa internacional, con la que repostar por completo puede costar hasta 50 dólares, en un país en el que el salario mínimo es de dos dólares mensuales.
Mientras tanto, la petrolera estatal PDVSA mantiene, a través de las redes sociales, una intensa promoción de los 200 puntos de venta “sin restricciones” de compra, en los que únicamente se vende a precio a internacional y pago en divisa, algo inalcanzable para la mayoría de la población.
Gasolineras secas
Miles de venezolanos se han quedado sin la oportunidad de cargar esta semana debido a la gran afluencia de vehículos que esperan recibir una dosis del combustible subsidiado que, por orden gubernamental, se entregará un día a la semana según el último número de la placa vehicular.
En el este de Caracas, decenas de personas se han marchado de las colas luego de horas de espera, debido a que se terminó la gasolina en esos lugares, o eso es lo que se comunican unos a otros en la larga fila.
El gobernador de Anzoátegui (noreste), Antonio Barreto Sira, mostró imágenes que dan cuenta de esa realidad también en su estado, donde los ciudadanos viven un “calvario” que significa hasta 12 horas de espera sin la seguridad de poder cargar.
La noche del miércoles, numerosas gasolineras registraron colas de vehículos que esperan conseguir unos litros de combustible este jueves.